Y llegamos a La Barranca, a las 09:00 horas del 12 de Enero.
El día promete, está soleado y aunque corre un poco de aire bastante fresco es un día de montaña perfecto.
No tardamos mucho en prepararnos y cerrar el coche. Romeo y Juliette están nerviosos. Romeo intuye un largo paseo y sale disparado camino arriba, la niña no sabe muy bien a que se va a enfrentar, pero y lleva unas cuantas marchas y tenemos mucha confianza en ella.
Y va a ser verdad. Casi catorce kilómetros y medio de recorrido, con un recorrido de subida hasta La Maliciosa de 5,4 kilómetros nada más empezar. Así en frío.
En el dibujo del perfil se puede ver esta subida.
Una vez arriba, empalmamos con el camino que viniendo desde la Bola del Mundo, asciende hasta La Maliciosa. En este cruce, sentados en una piedra grande que marca el cruce, decidimos tomar un pequeño refrigerio y, una vez repuestos, emprendemos el ascenso hasta La Maliciosa.
Una subida dura, este último tramo, pero las ganas de llegar arriba nos da hacen subir sin más pausa.
En este tramo hay que llevar a Juliette en brazos y es que más que andar, la pobre va dando saltos y eso la agota.
Aún nos queda subir otro pico y volver al coche...
La Maliciosa es uno de los pocos picos que superan los dos mil metros de altura en la Comunidad de Madrid. Situado en la Sierra de Guadarrama, en el Sistema Central, alcanza los 2227 metros sobre el nivel del mar.
Sin duda, toda una ascensión, teniendo en cuenta que empezamos en los 1382 metros en la Barranca.
La cima está llena de gente. Montañero , pero también muchos domingueros y consumidores de Naturaleza. Unas pocas fotos, un vistazo breve al paisaje y emprendemos el retorno.
Iniciamos la bajada con los ojos puestos en La Bola del Mundo.
Y aunque la bajada hacia el collado no presenta complicaciones, le comento a Fabiola que la subida a la Bola la recordaba como algo duro.
El caso es que nos damos cuenta según vamos ascendiendo que es verdad. El ascenso es más duro de lo que parecía.
Vamos dejando atrás en la ascensión a algunos domingueros desesperados. Van arrastrando a su prole que, falta de motivación, ven inasumible el esfuerzo a emplear con la única compensación del esfuerzo realizado.
Cuánto les queda por aprender...
Y llegamos a La Bola. Buscamos un lugar al abrigo del viento para comernos el bocadillo. Encontramos un asiento perfecto pegados a la pared de la instalación militar abandonada.
Nos sabe a gloria el bocadillo. Y una vez completado el refrigerio, iniciamos el descenso hacia el remonte de la Estación de Navacerrada. Allí nos tomamos un café que termina de entonarnos el cuerpo.
Y ya sólo nos queda seguir bajando rumbo a La Barranca, al coche.
En total nos han salido catorce kilómetros y medio, con una climatología estupenda y, como siempre, con las pilas cargada otra vez.
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